Yo amaba esa ciudad. Ese pueblito, esa burbuja en la que vivía. La amaba y no me quería ir de ahí nunca. Pero me di cuenta que por mucho que lo quería, allí no estaban mis sueños. Estaban del otro lado, en un lugar que era todo lo contrario, y ahí fue cuando decidí dejar esas cosas e irme por algo mucho más grande. Lo que me hacía feliz. Mis sueños. Mi vida.